jueves, 29 de septiembre de 2011

Extracción de bielas. Desmontar dirección de bici.


DESMONTAR DIRECCIÓN Y BIELAS DE BICI



Amig@s: Estoy restaurando una bici vieja que me encontré rota y tirada en la calle.


Ya vimos que retiramos todas las piezas del cuadro y era relativamente sencillo.

Pero hay dos partes que entrañan cierta dificultad, o al menos os inspirará cierto respeto: las bielas y la dirección.

Me ha parecido interesante que conozcamos la forma de desmontar estas dos piezas, ya sea para su limpieza y engrase, o para pintar más cómodamente el cuadro.


Empecemos por las bielas:

Como no dispongo de las herramientas adecuadas, he optado por llevar la bici al taller… Pensaba comprar las herramientas precisas, pero resulta que son herramientas antiguas y exclusivas que ni se venden.


El mecánico ha procedido a extraer los tapones-embellecedores situados en los extremos de las bielas y sacar los tornillos allen.


Ha introducido el extractor de bielas, que consiste en un tornillo con mango que presiona el eje pedalier y va separando la biela del mismo–, Como os digo, el extractor es un modelo antiguo, ya en desuso- y el mecánico ha logrado sacar con grandes dificultades la biela del lado de los platos…


Pero con la otra biela ha sido literalmente imposible. De hecho se partió el mango de la llave extractora y entre dos mecánicos no lograron retirar la pieza.


Les sugerí usar una llave grifa o Stillson, pero se ve que no disponían de “tan sofisticada herramienta” Así que quedé en quitarla yo y devolvérsela, ya que el hombre tenía gran empeño en conservarla (ciertamente, se puede modificar para poder ser usada con una llave fija o inglesa retocándole a lima un par de lados de la cabeza).



La cosa es que ya en casa, logré –con la llave grifa- retirar sin esfuerzo la pieza del extractor.



Supongo que tendré que dejar la biela del lado izquierdo puesta durante la pintura, pero de hecho lo que me molestaba era el juego de platos, que quedaban a pocos milímetros de las vainas dificultando el acceso a las mismas.


Ahora veo que, pese a que la dirección iba como la seda, ahora renquea un poco. Seguramente, le habrá entrado algo de decapante que ha retirado la grasa, o ha removido la suciedad que tenía dentro perjudicando el buen funcionamiento de los rodamientos.


Para mí, la dirección de mi bici nueva no tiene secretos, pero siempre había sido un misterio la dirección tipo “clásica”, con esa extraña tuerca grande y el anillo con muescas de debajo…. Pero ya va siendo hora de meterle mano y el taller no nos va a sacar de todos los apuros.



Empezamos por aflojar la tuerca grande con una llave inglesa normal (¡¡YUPIIIII, podemos usar herramientas normales…POR FIN!!).



Seguidamente, con una llave allen (también normal y corriente) aflojamos varias vueltas el tornillo que se aloja en el vástago de la potencia, por arriba.



Antes de retirarlo, podemos hacer dos cosas: la primera es echar un poco de aceite en el vástago de la potencia, para que vaya ablandando la unión, ya que hay restos de óxido y probablemente estén hechos una pieza.


En segundo lugar, y esto sí es obligatorio haya óxido o no… es dar un golpe seco -con el martillo de puntas de nylon- en la cabeza del tornillo que hemos empezado a sacar. Esto aflojará el casquillo interior y nos permitirá sacar la potencia y su mango o vástago, que en estas bicis antiguas están soldados.




Ahora, con unos suaves golpes del martillo de Nylon, podemos extraer fácilmente la potencia y su vástago.


Vamos a acceder a la dirección en sí: los rodamientos: Para ello, desenroscamos esa misteriosa tuerca con muescas que resulta ser la parte superior de las pista de rodamientos del cojinete de arriba.



En la parte inferior de la pipa, vemos el cojinete inferior. En este caso, hay una pista de rodamiento en la horquilla, que queda a la vista en cuanto sacamos ésta hacia abajo.


En la parte inferior de la pipa queda la otra pista correspondiente a este rodamiento inferior.



En este caso, las bolas están enjauladas y podemos sacar todo el aro sin que las bolas salgan botando por todo el suelo… Pero estad prevenidos por si no es vuestro caso y las bolas están sueltas.


Podemos examinar las pistas de rodamiento por si están muy marcadas o sucias. En mi caso, creo que pueden seguir en uso. Bastará con una buena limpieza de pistas y cojinetes y un abundante engrasado de ambos.



Y, por supuesto, haced una foto de todas las piezas puestas en su orden de desmontaje si creéis que podéis liaros a la hora de montarlas de nuevo. Las metéis todas en una bolsita para evitar que alguna tuerca, arandela, cojinete… etc. se pueda extraviar. Todavía nos queda un largo proceso de pintura.



A la hora del montaje, introducís el vástago de la horquilla por la pipa de la dirección… con la precaución de haber metido antes el cojinete inferior en la posición correcta. En mi caso, la parte redondeada del cojinete va hacia la pipa.


Seguidamente, introducimos el cojinete superior por el vástago que sobresale de la pipa, que es el tubo de la horquilla. También lo introducimos con la parte redondeada hacia la pipa, o sea, hacia abajo.


Es importante que los cojinetes estén bien engrasados, ya que la grasa dará suavidad e impermeabilizará estos elementos.

Si vuestra bici no tiene las bolas enjauladas, podéis poner abundante grasa en las pistas y así las bolas se quedarán pegadas a las mismas ¡Cuidado que al meter la barra de la horquilla no se salgan!


Seguimos con el montaje: metemos la arandela que sujeta el cojinete superior contra la pista de la pipa. Damos un apriete muy suave con la mano.


Hasta ahora, la dirección caía por su peso hacia abajo saliéndose de la pipa. Ya queda sujeta.


Es importante dar el apriete preciso para que la dirección quede bien sujeta, sin holguras, pero que gire suavemente.


A continuación, ponemos la arandela y la siguiente tuerca, que es la que hace de contratuerca con la anterior que pusimos y mantiene la dirección con el apriete deseado.


Con esto, ya tenemos la dirección colocada. Ahora queda poner la potencia.


En esta bici antigua, tenemos que poner la potencia, que está unida al vástago de la dirección introduciéndola en la pipa. Para ello, metemos el largo tornillo superior y atornillamos ligeramente la pieza de retén en el extremo.


Es importante que metamos el manillar lo más derecho que podamos, o sea, bien perpendicular a la rueda delantera. Manteniendo la posición, vamos apretando el tornillo o perno con una llave allen del número adecuado hasta que se ponga duro. Damos un apretón final y ya tenemos la potencia montada.


Y en el próximo post procederemos con el decapado y la pintura de la bici.



viernes, 23 de septiembre de 2011

Careta de soldar electrónica. Comparativa de caretas de soldar. soldadura. Trucos de soldadura.

Careta de soldar electrónica



Amig@s: hoy vamos a tratar un tema de altura… al menos si sois alt@s, jejejeje. Vamos a analizar las caretas de soldar, incluida la electrónica, sus ventajas e inconvenientes. Hace poco que me hice con una careta de soldar electrónica.




Hacía mucho, mucho tiempo que quería comprarme una de esas caretas electrónicas, pues hasta ahora, la careta que usaba era una de mano que venía en otro equipo de soldadura, pues en el mío, tipo inverter que ya tod@s conocéis bien, no venía incluida la careta.


Hasta ahora, las soldaduras eran un pequeño problema para mí, porque con frecuencia el cordón salía irregular y a veces se torcía caprichosamente hacia arriba o hacia abajo. Sobre todo al soldar en una posición complicada.


Esto se me ha hecho particularmente evidente con un trabajo que estoy haciendo: una valla de hierro para protección infantil en mi terraza, para evitar que los niños puedan caer por encima del bordillo de la misma.

La reja en cuestión tiene casi tres metros de largo y está apoyada en el bordillo y en un soporte provisional para poder ir añadiéndole elementos.

Al principio, cuando estaba hecho sólo el marco principal, era relativamente sencillo lograr unas soldaduras aceptables… pero a medida que añadí los travesaños y barrotes, el trabajo se iba complicando.


Uno de los secretos de la soldadura es hacer un buen cordón a la primera. Como se nos interrumpa el cordón o nos quede un poco de escoria entre el cordón y el metal, esa escoria repelerá cualquier soldadura posterior que queramos hacer para rellenar ese hueco… En tal caso -si no tenemos acceso con el cepillo de alambre o la piqueta- hay que retirar con la amoladora o radial toda la soldadura en los alrededores de la escoria hasta lograr retirarla por completo.


Para soldar correctamente, necesitamos usar las dos manos para sostener el porta-electrodos. Es imprescindible para lograr un buen control sobre la soldadura.


Por otra parte, otro factor muy importante a la hora de hacer una buena soldadura es poder ver lo mejor posible lo que estamos haciendo: la careta de mano nos permite hacerlo… pero si no la mantenemos bien pegada a la cara, entrará mucha luz por los lados e impedirá ver el trabajo.


Yo hasta ahora, soldaba en mi improvisado taller de bricolaje y la luz natural no me perjudicaba y me apañaba con mi vieja careta de mano… hasta que probé a soldar a la luz del día. El sol es un verdadero obstáculo y me fastidió más de una soldadura, pues prácticamente tenía que soldar “al tacto”, dirigiendo el electrodo por la unión de los dos hierros sin ver nada.



Por eso es muy importante usar una máscara de soldar tipo casco: estas caretas se fijan a la cabeza con una especie de arnés ajustable y tienen una articulación, de modo que nos permite alzar la careta para dirigir el electrodo hasta el punto justo donde queremos empezar el cordón de soldadura, sujetándolo con las dos manos. Y con un ligero movimiento de cabeza, podemos bajar la careta y empezar a soldar.


Además de mantener la careta bien pegada a la cara y no entrar luz exterior contaminante, nos deja libre las dos manos. Con las dos manos es relativamente sencillo acercar el electrodo lo justo para que salte el arco sin que se nos quede pegado –una vez cebado, en especial si es un electrodo nuevo-. Una vez establecido el arco, podemos ir deslizando el electrodo por la superficie a soldar.


Si hemos dado la intensidad adecuada, ni siquiera hemos de mantener una separación entre el electrodo y el metal, la misma funda de revestimiento del electrodo mantiene la separación adecuada. Y lo único que tenemos que hacer es deslizar el electrodo a una velocidad lenta y constante y, por supuesto, no salirnos de la zona que queremos soldar.

Las caretas de cabeza son realmente prácticas….


Pero la tecnología avanza y ya hace bastante tiempo que oí hablar de las caretas electrónicas.



Estas caretas son una maravilla porque ni siquiera tenemos que preocuparnos de mover la careta: nos permite ver a través de la pantalla perfectamente el electrodo y la zona a soldar… En el momento en que salta el arco, se oscurece automáticamente.


Aunque durante la soldadura, la visión es bastante escasa –desgraciadamente, esto no ha cambiado- el hecho de poder dirigir correctamente el electrodo al lugar preciso; el poder sujetarlo con ambas manos y recuperar una visión clara al instante de cesar el arco de soldadura, permite un control mucho más preciso de todo el proceso.


Hacía mucho que deseaba tener una de estas caretas electrónicas y, la verdad, yo mismo me he sorprendido de su eficacia.


Disponen de varios tipos de regulación para poder ajustarla al trabajo que estamos realizando:

En primer lugar un botón de grado de oscurecimiento ,situado en el exterior, que va del 9 al 13. Si realizamos un trabajo con más amperaje, pondremos un nivel de oscurecimiento mayor y si es una soldadura con menos amperaje, podemos mejorar la visión del proceso con un nivel menor.



También tiene dos botones interiores: uno para ajustar el tiempo que tarda en volver a la visión clara tras apagarse el arco voltaico y otro para ajustar la careta a la intensidad de luz exterior y el trabajo a realizar.

Así podemos realizar cómodamente trabajos de soldadura a alto amperaje y con fuerte luz exterior o un trabajo delicado con chapas delgadas.


Esto también sería posible con las caretas convencionales… pero sustituyendo el cristal protector por uno adecuado al trabajo.


Si queréis soldar, aunque sea eventualmente, os recomiendo sin dudarlo una careta de cabeza frente a una de mano… y si el presupuesto os lo permite o vais a hacer algún trabajo de cierta envergadura… una careta electrónica os vendrá de maravilla…. Que no os pase como a mí, que he estado años con una vieja careta de mano y no he descubierto las ventajas de las caretas de cabeza hasta hace muy poco.



Estas caretas son sorprendentemente ligeras y se ajustan muy bien a la cabeza. La mía tiene un sistema de regulación muy rápido y sencillo que permite adaptarla al punto justo en un momento. Basta empujar ligeramente la tuerca y girarla en un sentido u otro, según queramos agrandar o estrechar el arnés. Al soltarla, ya no se moverá de la posición deseada.


También podemos ajustar los tornillos que fijan la articulación del arnés a la careta para lograr que la careta baje con más o menos facilidad y así no tenemos ni que retirarnos la careta durante el trabajo: la mantenemos puesta sin que se cierre.


El único inconveniente que le veo a estas caretas es que pueda estropearse el circuito electrónico por un golpe.



A partir de ahora, creo que usaré muy, muy poco mi careta de mano. La dejaré en el estuche del soldador para poder realizar una soldadura de emergencia, pero lo cierto es que las ventajas de la otra careta son aplastantes.


Las caretas de mano tienen la ventaja que son muy ligeras y abultan poco. Nos puede venir bien para un trabajo ocasional donde sólo tengamos que hacer una o dos soldaduras en posición cómoda y nos estorbe mucho la otra careta, más voluminosa y de delicado transporte.


En cualquier caso, si sois principiantes en soldadura, las caretas de mano no son nada recomendables. Todavía para alguien que ya tenga cierta experiencia, podría ser de cierta utilidad.


Y en la próxima entrada… Seguiremos restaurando nuestra vieja bici ¡No os lo perdáis!


martes, 20 de septiembre de 2011

Reparar bici. restaurar bici vieja. bici antigua.


Restauración de bici vieja:

Amig@s: Hoy vamos a enfrentarnos a un reto.



El caso es que me encontré una bici vieja, rota y abandonada en la calle y pensé que sería un bonito hobby poder restaurarla.


Bajo la antiestética mano de pintura que le han dado, se aprecia un cuadro de hierro algo oxidado, o al menos con la pintura saltada en varios sitios. Pero no es demasiado pesado y es robusto. Creo que podríamos tratar de arreglarla.


Lo primero es ver si merece la pena hacerlo o es preferible quitarle las partes que puedan servir para otra bici. Vamos a examinarla con detenimiento.


Vemos que su anterior propietario no tenía ni idea de mecánica de bicis: en vez de tratar de ajustar los cambios, ha fijado la palanca del desviador delantero con alambre para dejarlo fijo.


Con los piñones ha usado un sistema similar.



Vemos que tiene transportín, y en relativo buen estado. Bastaría un poco de pintura para dejarlo bien, aunque vemos que la sujeción del transportín a la tija está hecha con alambre y cinta aislante…. Un trabajo de mecánica maravilloso, jejejejje.



También tiene un par de accesorios que serían aprovechables: un guardabarros trasero en buen estado y un soporte del bidón.



Vamos a empezar por quitar todos los accesorios, incluido el antiestético espejo retrovisor que le han puesto con una abrazadera y cinta aislante, para valorar mejor el estado de la bici.


De todos modos, tanto si vamos a restaurarla, como a aprovechar las piezas, lo primero sería despejar el cuadro para pintarlo, guardarlo, o para tirarlo.



Retiramos el retrovisor, el transportín, el porta-bidón, el guardabarros… Vemos que la llanta trasera está destrozada.

Tiene varios radios rotos y alguno hasta está enredado con el eje. Esto es seguramente lo que a su anterior propietario le impulsó a abandonar la bici… Cuando por unos 20€ podría haberle comprado una llanta nueva.



Examinamos platos y piñones y vemos que, aunque muy sucios, no presentan un desgaste excesivo, de hecho, están en muy buen estado, es más, seamos sinceros: están perfectos. Podemos aprovecharlos.


Igualmente, el desviador y el cambio parecen en perfecto uso, salvo por la capa de mugre que los recubre.


Seguro que con una buena limpieza y el cambio de cables, que en su “gran sabiduría” su anterior propietario pintó del mismo color que el cuadro impidiendo que puedan entrar bien en las vainas para poder actuar sobre frenos y transmisiones. De hecho, bajo la pintura de los cables, vemos que están relucientes. Pero de todos modos, las vainas están pintadas y estropeadas en algunos sitios. Mejor cambiarlas.


Los puños son algo aparatosos, pero dan sensación de robustez. Procedo a retirarlos para sacar las manetas de frenos y los cambios del manillar. Vemos que el manillar está bastante picado por el óxido. Nada que no pueda arreglarse con un poco de lija y pintura…. Pero podemos también poner un manillar de doble altura de aluminio y la bici ganará mucho en comodidad y ligereza. y tampoco son caros.


Poco a poco me voy calentando y me digo…¿Por qué no tratar de restaurarla?


A estas alturas me veo perfectamente capacitado para hacerlo y sería un hobby. Es cierto que por poco más de lo que me voy a gastar en piezas casi podría comprarme una bici nueva… pero no me fío de las bicis económicas que vemos en los supermercados… muy baratitas, pero a base de componentes muy malos.


Por otra parte, una bici de repuesto siempre viene bien para invitar a algún amigo a pedalear o para usarla como bici de batalla: una bici para dejarla sujeta a un semáforo mientras compramos en el súper sin tener que preocuparnos demasiado en si se la llevan o no… O para ir a la playa, cosa que con mi bici Orbea Raptor jamás haría.


Puede que vosotros no encontréis una bici así o que si la encontráis la dejéis tal cual… Pero sí puede ocurrir que os venga bien aprender alguna reparación de las que voy a hacerle a esta bici.



Por lo pronto, seguimos desguazándola: desarmamos el cambio y vemos que simplemente abriéndolo y poniendo un poco de aceite, ya la palanca gira y arrastra el cable. Creo que puede funcionar. Será un cambio basto, nada comparable con el Shimano deore de mi bici, pero puede servirnos. Y bien ajustado, puede ir hasta bien y no es muy tentador para alguien amante de lo ajeno que vea la bici atada a un poste, jejejejejej.


Retiramos la rueda trasera con vistas a sustituir la llanta. Lo primero, tras retirar la cubierta, la cámara y la banda; es limpiar los piñones lo mejor que podamos. No voy a desmontarlos siquiera, pues cuando compre la llanta nueva, en la tienda me montarán los piñones gratis y con mejores herramientas de las que dispongo.


Respecto a las cubiertas, tiene la trasera, aunque algo cuarteada, pero le falta la delantera, aunque ésta tiene la banda antipinchazos que aprovecharemos.



Por cierto, respecto a los frenos, vemos que las manetas son perfectamente aprovechables y el freno delantero está completo y en perfecto uso… Pero le faltan las pinzas del freno trasero. Son frenos Cantilever. Habrá que pedir presupuesto para ver por cuánto puede salirnos ponerla en servicio. Por lo pronto, necesitamos:

Llanta trasera

Freno trasero

Cables y fundas

Al menos una cubierta (ya puestos, ponemos las dos y ganará mucho).

Una cámara (aunque dispongo de varias aprovechables)

Pedales

Manillar (opcional)

Sillín (tengo el original de la otra bici, que sustituí por uno más cómodo)

Adaptador del sillín a la tija

Pintura

Tras ver el presupuesto, veo que realmente merece la pena. Voy a encargar en el taller que me cambien los cables y fundas, y por el mismo precio, hemos acordado que me pondrá y ajustará el freno trasero, que cuesta unos 7€, y me ajustará los cambios. Los pedales salen a 3€, las cubiertas a 7€, el cableado por 10€ y la mano de obra 12€. La llanta trasera voy a sustituirla también y sale por unos 22€. Añadiendo algunos extras como el manillar y la tija, podemos poner la bici en marcha por unos 70€, dependiendo de lo que nos gastemos en la pintura. La bici no es nueva, pero los componentes son Shimano; y el cuadro es robusto y ligero.



A todo esto, he ido retirando todos los componentes de la bici. Lo ideal es dejar el cuadro limpio, cuanto menos cosas tenga, mucho mejor.


Pero no tengo llaves para desmontar el pedalier, que por otra parte está perfectamente ajustado y va muy suave y la horquilla también se ve perfecta (no os preocupéis, en otro post os explicaré cómo se desmonta la dirección).


Dejaré las bielas y el plato para el taller, pues tampoco tengo herramientas para ello.


Por lo demás, he logrado hasta quitar la tija del sillín, que es de hierro y estaba muy oxidada, prácticamente estaba soldada al cuadro. Pero un poco de aceite lubricante y una llave grifa lograron extraerlo sin problemas.


El proceso del desmontaje de todos los elementos es puramente intuitivo: los tornillos se aflojan o retiran con el destornillador adecuado y lo mismo se hace con las tuercas hexagonales o cabezas allen.


También el tornillo de la potencia que sujeta el manillar estaba bastante duro. Lo importante en este caso es lograr que la llave allen entre lo más posible para no dañar la llave ni la cabeza del tornillo.


Las manetas me gustan bastante, son de aspecto sólido –como apunté antes- y buena calidad… Pero pesadas, muy pesadas. Quizá opte por unos económicos puños de espuma, de tacto agradable y textura absorbente, que no aumentarán demasiado el precio, pero aligerarán el peso.


De hecho, el cuadro es bastante liviano para ser de hierro… pero todos los accesorios son muy pesados: bielas, manillar, pedales… Normal es una bici antigua y entonces no había materiales tan livianos como los de hoy día o si los había, serían de un precio prohibitivo.


Los elementos que hemos retirado y vamos a colocar de nuevo, podemos limpiarlos a fondo ahora que están desmontados del cuadro. En la foto vemos la diferencia de una pinza del freno a la que le hemos dado una simple limpieza con detergente de los platos y la otra sin limpiar.


Y vamos a proceder a pintar el cuadro… Pero esto es tema de otro post ¡No os lo perdáis!